Resulta que en España se regulan muchas profesiones que atañen a la salud de las personas: médicos, fisioterapeutas…pero no así los monitores deportivos, entrenadores, directores de instalaciones deportivas, preparadores físicos…y la verdad que no entiendo por qué ya que una mala praxis de éstos puede acarrear graves problemas de salud e incluso costar la vida y es precisamente por esto último que se aceleró todo el proceso durante los últimos años en algunas comunidades autónomas para que una ley, de una vez por todas, regule las profesiones deportivas. No es el gobierno central el responsable de esto ya que es cada comunidad la que decide sobre este tema.
La actividad física y el deporte tienen un efecto directo sobre la sociedad: de cada euro que se invierte en esto se obtiene un beneficio de ahorro de 3 a 5 euros. Ahí van otros datos: el 40% de los trabajadores trabajan sin una titulación ni cualificación para desempeñar este servicio, más del 35% trabaja sin contrato, ni dados de alta en la seguridad social, es decir, en “negro” poniendo en riesgo al “cliente” ya que tampoco tienen un seguro de responsabilidad civil, la confusión entre formación reglada y no reglada, no es nada clara, por lo que esto dificulta la correcta elección de profesionales…
Por todo ello, se inició un camino en el 2008 en Cataluña donde se aprobó una Ley para poder regular todo este tema, ya que hasta el momento, los profesionales no podemos ni siquiera denunciar la situación ya que no hay una ley que lo regule. Esta ley protege a usuarios de gimnasios, polideportivos y otros centros y también a deportistas. Siguieron más tarde Extremadura, Rioja, Andalucía y Madrid. Pero….¿para cuándo en las Baleares?
Recuerdo como cuando se anunció el anteproyecto de ley en Cataluña ante el “desmadre” del intrusismo laboral sobretodo en el fitness (los “falsos profesionales” estaban haciendo un gran negocio a costa de la ignorancia y pasividad de los usuarios de gimnasios) me planteé la opción de “oficializar” mi situación. Ya había entrado en mi treintena pero estar al margen de la ley no era una opción ni justo para mis clientes, a pesar de que durante más de una década no se me había exigido absolutamente nada y mis titulaciones eran “no regladas”, como la mayoría.
Estoy harta de ver como cada día, que acudo al gimnasio fiel a mi rutina de fuerza, la mayoría de “entrenadores personales” hacen auténticas locuras con sus “clientes” y lo peor, sin un seguro de responsabilidad civil, sin pagar impuestos…
Así que ahí van unos consejos si piensas contratar algún servicio deportivo: que tu “entrenador personal” esté gigante y lleve toda la vida entrenando no le otorga ningún conocimiento sobre bases fisiológicas, planificación del entrenamiento ni un largo etcétera y lo más importante: que a él le haya funcionado algo no significa que para ti sea lo más adecuado; si vas a apuntar a tu hijo a alguna actividad física o deportiva, exige la titulación del entrenador o profesor, ya que por ejemplo, el hecho de que un padre del equipo de fútbol de su hijo quiera ponerse al frente del equipo por haber visto por la televisión los partidos, no le concede el conocimiento suficiente para dosificar el deporte a un niño, ni los conocimientos técnicos ni físicos; si vas a apuntarte a Pilates, exige que tu profesor/a haya hecho una formación completa en condiciones, es decir, que supere las 500horas mínimo y que sea una formación veraz, que lo que vendan sea cierto y no mezclas ni fusiones raras que no garanticen los beneficios de la actividad propia; si el monitor de tu gimnasio te pone una “dieta” niégate en rotundo, pues no tiene competencia para ello, sólo los licenciados en dietética y nutrición…..
En fin, que si te planteas realizar cualquier actividad física o deporte, dirígete al especialista adecuado y no a otro….o ¿Para sacarte una muela irías a un fontanero? Exige las titulaciones que estén regladas, además de las especializaciones, que no te engañen, y la responsabilidad empieza por nosotros, los usuarios.
Recordemos que la actividad física y el deporte es una ciencia y como tal se merece ese reconocimiento y no hay que tomárselo a broma.
Me gustaría que todos los que nos dedicamos a esto, en mayor o menor medida, juguemos al mismo juego pero con las mismas reglas: “Fair play”