La postura correcta: la postura  es la manera en la que las articulaciones (donde dos huesos se unen) están dispuestas y la relación del tronco con las extremidades y viceversa. También es la posición del cuerpo respecto al espacio que lo rodea y cómo se relaciona con él (propiocepción), cómo el cuerpo se mantiene mediante la coordinación de diferentes músculos y el equilibrio.

La postura está influenciada por varios factores: culturales (los oriundos de poblados asiáticos usan la postura de cuclillas como algo más cotidiano que nosotros, por la conservación de sus articulaciones móviles gracias a la actividad física más relacionada con la naturaleza, como caminar descalzos o trepar árboles), hereditarios (he visto a 3 generaciones juntas en mi studio con la misma escoliosis, heredada de unos a otros), profesionales (por ejemplo, en general, los dentistas diestros poseen un acortamiento de su lado derecho muy notable ó los peluqueros, una tensión en sus hombros fuera de lo común), modas (recuerdo en mi adolescencia, cuando las niñas con mucho pecho intentaban ocultarlo adoptando la postura de la “niña tímida”, cerrando sus hombros…en esa época no estaba de moda tener el pecho grande, como ahora, donde las adolescentes van mucho más rectas en ese aspecto)…

Hablemos de la columna: está formada por curvas naturales y necesarias: cervical (lordosis), torácica (cifosis), lumbar (lordosis) y sacro-coccígea (cifosis).

Una buena postura consiste en mantener estas curvaturas naturales, pero no aumentarlas, utilizando la mínima tensión (para ahorrar energía)  que permita la máxima eficacia. Para ello, la columna debe estar flexible pero fuerte para soportar las cargas. Recordemos que la gravedad es una fuerza muy potente que va “chafando” el espacio entre las vértebras a medida que crecemos (los bebés nacen sin curvaturas) y también a medida que va transcurriendo el día. Prueba a medirte al despertar (al estar tumbados, la gravedad es menor sobre las vértebras) y al final del día. Joseph Pilates tiene una frase muy conocida entre los amantes del método: “Eres tan joven cómo tu columna sea flexible”, decía que podías ser joven a los 60 con una columna sana o viejo a los 30 con una columna rígida. La idea sería que nos mantuviésemos con todas las articulaciones en sus máximas capacidades de movilidad, ser capaces de arrodillarnos a los 60 o trepar a los 40. Está claro que el sedentarismo nos está matando. De ahí la importancia de la higiene postural (conjunto de directrices con el  objetivo de mantener la correcta posición del cuerpo, en quietud o en movimiento y así evitar posibles lesiones, aprendiendo a proteger principalmente la columna vertebral).

Hemos hablado de la columna, pero algo también importante en la postura correcta es cómo se alinean los hombros y las caderas, entre sí y entre ellos. Los hombros deben permanecer relajados y alineados, así como las caderas, rodillas y tobillos. En realidad, todas las articulaciones deben estar alineadas, sin flexiones ni extensiones excesivas. Por ejemplo, un dedo martillo en el pie. Ese dedo ha perdido su alineación natural y por lo tanto, la pisada será defectuosa, haciendo que otras partes del cuerpo se sobrecarguen y terminen dañadas posiblemente.

¿Cómo afecta la postura a mi salud?

Una mala postura puede…

  • Provocar dolores en la columna, desgastando las articulaciones o provocando lesiones en las mismas
  • Provocar dolor en cuello, hombros, rodillas….en realidad en todas las articulaciones
  • No dejar el espacio vital suficiente para órganos internos y vísceras, al estar”encorvado” hacia delante. Puede provocar el mal funcionamiento de éstos, como malas digestiones o respiraciones más difíciles
  • Provocar el acortamiento de musculatura esencial para el correcto movimiento
  • Afectar al equilibrio

 

Si mantuviésemos una buena higiene postural desde pequeños, imaginaos cuánto dinero se ahorraría en salud. Todavía no entiendo cómo no hay más programas de PREVENCIÓN en las escuelas e institutos. Estamos destinados a adoptar malas posturas debido al ritmo de vida y la tecnología, deberíamos compensarlo con programas específicos o una buena higiene postural. A veces, como Joseph Pilates creía y por lo que falleció frustrado, creo que no interesa capar esos ingresos que provienen directamente de esa mala postura, y creedme, son muchíiiiisimos.

Artículo publicado en el Diario de Ibiza