HISTORIA DEL FISICOCULTURISMO

Ya en Egipto y durante la Grecia antigua, el cuidado del cuerpo y mantenerse en forma era una obligación social. La perfección física externa se consideraba reflejo de rectitud moral, era señal de valor interior. Así se representaban las esculturas: hombros anchos, cinturas estrechas y muslos potentes, siempre cuidando las proporciones al máximo. Esto sentaría las bases de la civilización occidental. En la mitología griega encontramos varios personajes significativos como Hércules, quien su extraordinaria fuerza es su principal atributo o Milón de Crotona, alumno del matemático Pitágoras (¿Quién no recuerda el “teorema de Pitágoras” del cole?) quién decidió ser el hombre más fuerte del mundo, emprendiendo el trabajo de levantar y cargar un ternero todos los días hasta convertirse en un toro.

El culto al cuerpo tenía en los Juegos Olímpicos, que comenzaron en el 776 a.c, uno de sus máximos exponentes. Olimpia fue uno de los centros olímpicos más importantes. Los atletas que triunfaban tenían un prestigio que les acercaba a los dioses (por ejemplo la estatua del Discóbolo de Miron). A los 12 años, los niños ingresaban en la palestra donde desarrollaban su musculatura y a los 16 entraban en el gimnasio para realizar diferentes ejercicios físicos. El levantamiento de pesos ya era la clave para tal menester, pero claro, levantaban en vez de mancuernas y barras, troncos pesados y piedras.

Siguiendo la línea del tiempo, los países del este siempre han sido pioneros en levantamiento de pesos, ya sea con el Powerlifting, las giryas o kettlebells….y por lo tanto, en desarrollar unos cuerpos voluminosos e hipertrofiados, aunque no siempre definidos. Lo importante era la fuerza, pero no tanto la simetría, por eso podemos ver a numerosos personajes de la época con físicos imponentes pero con estómagos hinchados. Pero todo cambia cuando entra en escena, el padre del culturismo, EUGEN SANDOW, nacido en 1867 (Rusia). Su obsesión por construir un  físico siguiendo las proporciones de las estatuas griegas lo coronó como la primera persona en desarrollar intencionadamente su musculatura hacia unas medidas predeterminadas, con el fin de mostrarlas al resto, y ésta fue la diferencia con el pasado, ya que hasta el momento, levantar pesos era una cuestión de “estar más fuerte”, pero ahora le tocaba el turno al exhibicionismo. Escribió libros sobre culturismo y nutrición, apareció en películas, comercializó equipos de gimnasia caseros y actuaba en diversas representaciones itinerantes por toda Europa y América, demostrando su fuerza y su cuerpo escultórico, pero lo que lo coronó como personaje influyente de la historia fue la organización del primer concurso de culturismo en el 1901 en Londres “The Great Competition” y fue el impulsor de la “pose” que se utiliza en este deporte. A partir de este momento, se empezó a comercializar con barras con pesos, mancuernas….y todo el material que conocemos hoy en día.

Un dato importante es que Joseph Pilates, contemporáneo a Eugen Sandow, admiraba a este último y basó el método Pilates en construir un cuerpo armónico desde el centro, una de las bases del culturismo (a los amantes de este deporte os recomiendo leer Tudor O.Bompa): antes de fortalecer extremidades, hay que fortalecer el centro.

Más adelante en el tiempo, a partir de la década de 1940, el fisicoculturismo empieza a hacerse popular, durante la  llamada “Edad de oro del culturismo” donde empiezan a aparecer revistas especializadas de este deporte, pequeñas intervenciones en el cine de algunos culturistas famosos, aparecen las primeras competiciones como el “Mr.América” (establecida por la AAU, Amateur Athletic Union), el “Mr.Universe” (1950, Inglaterra,  por la NABBA-National Amateur Bodybuilders Association), el “Mr. Olympia”  (1967, América, por la IFBB-Federación Internacional de Fisicoculturismo), la WABBA (World Amaterur Body Building Association)…

La IFBB fue fundada en 1946 en Montreal, Canada por Jon y Ben Weider. Con el “Mr.Olympia” se marcó un antes y un después en la competición, profesionalizando el deporte y elevando a la IFBB al dominio internacional en cuestión de organización, contando con más de 100 países miembros y está dentro de las 6 organizaciones deportivas más grandes del mundo. El primer Olympia se lo llevó Larry Scott recibiendo la cantidad de 1000 dólares, una cantidad irrisoria en comparación a los últimos 400000 dólares que se llevó Phil Heath, en su 52 edición.  Han sido diversas figuras las que nos han deleitado año tras año con sus triunfos: Sergio Oliva, Arnold Schwarzenegger (quién creó el “Arnold Classic”), Lee Labrada, Lee Haney, Frank Zane, Dorian Yates, Ronnie Coleman, Jay Cutler, Dexter Jackson…  El Ms. Olympia femenino apareció en 1980. Ante la preferencia por ver cuerpos femeninos menos voluminosos surgieron  el Fitness Olympia en 1995 y el Figure Olympia en 2003. Figuras relevantes del culturismo femenino: Rachel McLish, Cory Everson, Lenda Murray, Iris Kyle…

Pero no sólo de competiciones vive el culturismo. Millones de aficionados en el mundo se entrenan cada día para conseguir un cuerpo con buenas proporciones. Esto significa un negocio internacional que mueve millones y millones de euros. Por este motivo, culturismo no significa competir, sino que la competición es el extremo de este deporte y que representa un pequeño porcentaje de todos los deportistas que lo practican

Mucho ha evolucionado el arte de entrenarse para conseguir un cuerpo en perfectas proporciones, hipertrofiado y bien definido. Las investigaciones científicas, la periodización para conseguir más fuerza y masa muscular, la nutrición especializada, el descanso programado, las ayudas ergogénicas, los entrenadores especializados….hacen que la manera de conseguirlo sea diferente, pero con resultados similares. Nada tiene que envidiar la figura de Eugen Sandow, sin ayudas exógenas como las drogas anabolizantes, a las figuras actuales del culturismo (no hablo en fase de competición obviamente). Y sí, hablaré de un tema que me apasiona, las drogas en este deporte, pero eso tendrá que esperar al próximo artículo!

Artículo publicado en el Diario de Ibiza