«Ya no imagino mi vida sin Pilates. Comencé hace 8 años con el fin de hacer alguna actividad físcia, pero nunca imaginé lo que despertaría en mí. Se trataba de fortalecer la musculatura para mantener el sistema óseo, desconectar del día a día y conseguir conectar la mente con el cuerpo, tarea difícil pero que si llegas a conseguirlo, es de las mayores satisfacciones personales y emocionales que se puede sentir. Pero claro, ésto no se consigue uno solo, se necesita un profesional que te enseñe, te guíe y oriente, y te transmita esa pasión por su trabajo y esos conocimientos que cada día debe ir actualizando y reforzando ¡ardua tarea!

Y ahí está mi profesora, Ana Calvo, una mujer entregada y enamorada de su profesión, que nos lo demuestra en cada una de sus clases y con la que tuve el fortunio de cruzarme un día en su vida y de la que espero no salir nunca. Una curranta de los pies a la cabeza, ama su trabajo y disfruta compartiéndolo. Y eso, hoy día, no lo encuentras en cualquier sitio».